Todos somos Venezuela

Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor, Li. Edward Cruz

Sr. Nicolás Maduro:

Se dará cuenta que le digo señor y no presidente, puesto que para mi usted dejo de serlo el domingo 28 de julio en el momento que decidió ignorar la voluntad de ese gran pueblo venezolano, parece que 11 años de poder ilegítimo le ha llevado a creer que la perpetuidad es el único camino.

No soy venezolano, pero tuve la honra de ser acogido por ese país durante casi 9 años y estoy eternamente agradecido, puesto que en esa nación abracé el conocimiento más hermoso que un ciudadano puede obtener el amor a mi patria, aun viviendo a la distancia; aprendí del pueblo venezolano el respeto a los símbolos patrios, el respeto a la Constitución, la lucha por los derechos del pueblo y la soberanía de éste, conocimientos que hoy aplico en beneficio de mi país.  

Sería un mal agradecido si hoy guardo silencio cuando solo puedo expresarme en defensa de la lucha que hoy enfrentan, estoy convencido que mantener silencio es una forma de apoyo en favor de un intento repetitivo de la perpetuidad de la ignominia en contra de nuestro hermano pueblo venezolano.

De manera ingenua pudiera decirle que si usted no teme a los resultados solo necesita permitir que se haga un escrutinio profundo de los resultados, pero no nos llamemos a engaño, todos en especial usted sabe que los resultados que le dan ganador provienen de un burdo fraude.

Ningún poder y por ende ningún ser humano puede estar por encima de la ley y mucho menos del pueblo que es el gran soberano, no todo lo legal es legítimo, lo legítimo expresa que es justo el accionar y en su caso en particular, este domingo acaba de ilegitimar su poder al darle la espalda a la voluntad del soberano.  No entendemos cómo puede usted hablar de Simón Bolívar y de una República “Bolivariana” cuando Bolívar vivió y murió luchando para erradicar personas como usted, a otro con ese chantaje, a otro con esa burda mentira, usted hoy pisotea la historia de un hermoso pueblo, pisotea la memoria de individuos como Antonio José de Sucre, Francisco de Miranda, Simón Rodríguez y muchos otros más que dieron su vida por una Venezuela libre.

El principio de soberanía de Estado establece que el futuro de Venezuela solo lo determinarán los venezolanos, pero escucharlo a usted hablar de injerencia es un descaro que raya en lo absurdo; injerir es entrometerse, injerir es interferir y esta definición no solo aplica cuando la injerencia es externa, puesto que usted señor Maduro desde adentro ha pretendido injerir en los deseos de un pueblo que se expresó de manera masiva este pasado 28 de julio y dijo que no lo quiere más para dirigir el destino político de Venezuela.

Aplaudimos a todos los presidentes que en representación de la verdadera democracia han tenido la valentía de expresarse en solidaridad con quienes necesitan ser protegidos, en este caso es el pueblo venezolano; hoy no hablamos de bandera, hoy no hablamos de gentilicios, hoy todos somos Venezuela; porque ignorar esta realidad es volver al pasado, es declarar que los sacrificios de tantos años en pro de una democracia representativa del pueblo han sido en vano.   

Condenamos toda acción que no emane de la voluntad del pueblo, puesto que solo ellos mantienen la verdadera soberanía y nadie, ni siquiera usted está por encima de esa voluntad.

Platón decía que: «El hombre se mide por lo que hace con el poder cuando lo tiene»; y usted señor Maduro hace rato que ha quedado chiquito.