Todos somos Jet Set, pero nadie quiere ser Antonio

DIARIO ULTRAMAR, MIAMI, Florida.-
● Hoy mi corazón está compungido, en estos tres últimos días no he tenido tiempo ni de cuestionar, ¿por qué?, Por qué sucedió? ¿Por qué no estuve cuando quería ir a ver a quien era mi ídolo desde mi niñez?, ¿Por qué un lunes normal me tocó trabajar de 7:00 am a 9:30 pm hasta llegar exhausto al hotel?, ¿Por qué las responsabilidades del día me llevaron al punto de borrarse de mi mente que en un momento había dicho que quería ir a esa fiesta? ¿Cuántos como yo hoy se sienten igual?. Porque se que no soy el único. Agradezco la bendición de Dios desde las cosas más pequeñas, desde las cosas más simples.
● Hoy me siento triste ante tantas vidas perdidas de manera tan insensata, ¿por negligencia?, ¿por avaricia?, ¿por qué tocaba?, ¿por qué así estaba escrito?, ¿por qué así Dios lo quiso?. A través de los años he aprendido a trabajar basado en certezas y no en suposiciones, he aprendido que luego de los hechos muchos análisis son conjeturas, también he aprendido a no cuestionar los designios de nuestro Dios, Él es el maestro, el arquitecto de nuestras vidas y que sin importar el grado de dolor también nos dará
● Sé que después de este dolor muchos tendrán la necesidad de psicólogos, de terapias constantes, la necesidad de buscar, estudiar, encontrar sentido ante tantas pérdidas. Nuestro pueblo necesitará tiempo para sanar, tiempo para enmendar ese corazón.
● Ante una tragedia de esa magnitud no es mucho lo que se puede hacer y frente a la realidad de mi impotencia decidí hacer lo único que podía para colaborar: fui a donar sangre a uno de los varios centros que fueron habilitados de forma inmediata, me trasladé al centro ubicado en el parqueo de Aduanas donde pude observar decenas de voluntarios, organizando cientos de personas que desde tempranas horas se solidarizaron con las víctimas y pusieron su granito de arena, pude observar empatía, pude observar el corazón de una nación que presentada la oportunidad actúa en consecuencia, comprendí en ese momento cómo es qué históricamente hemos sobrevividos tantos momentos oscuros.
● En mi segundo día después de la tragedia todavía me sentía sumido en un estado de estupor mental, de incredulidad ante el creciente número de víctimas; luego de una solicitud de ayuda de parte de una compañera del exterior para que ayudara a dos jóvenes a recuperar el cuerpo de su padre, nos trasladamos al INACIF, donde pudimos observar el dolor en su máxima expresión, durante dos días observamos cientos de personas que de manera simultánea trataban de recuperar el cadáver de un familiar al mismo tiempo que entre ellos mismos trataban de consolarse y buscar un sentido a todo el caos. Pudimos observar cómo durante 3 días, el personal de la institución acostumbrado a trabajar como máximo 8 casos al día, se vieron bombardeados con más de doscientos provenientes de un mismo siniestro. Felicitamos la excelente labor realizada por ese personal durante cuatro días y con pocas horas de descanso, la profesionalidad desplegada que en medio de tanto dolor eran ofendidos, maltratados, aún así, se mostraron empáticos y enfocados en hacer su trabajo lo más expedito posible, felicitamos al equipo del Programa Supérate que se sumaron el día jueves y que de manera diligente ayudaron a coordinar logísticamente y gracias a ellos se pudo entregar los cuerpos a los familiares de manera un poco más rápida. Agradecemos al Dr. Víctor Atallah que se apersonó en varias ocasiones durante esos dos días y se aseguró que el equipo de trabajo tuviera las herramientas necesarias y que pudieran trabajar en condiciones humanas y segura, gracias por dar la cara. Entre tanto dolor, entre tanto olor a sangre, entre tanta tristeza, me sentí una vez más orgulloso de ser dominicano, orgulloso de la resiliencia mostrada por un pueblo que se unió y dio la cara a la situación en ese momento.
● Como podrán observar, empecé mi escrito al día siguiente de la tragedia, porque fue la forma de escape ante tanto dolor observado, todavía me encuentro en momentos donde recuerdo y se me salen las lágrimas ante tantas pérdidas, por respeto a las víctimas, decidimos no hablar, no opinar, hasta pasado los días prudentes, pero como todo en esta existencia terrenal continua, es momento de avanzar.
● Durante estas dos semanas he podido observar como muchos han opinado al respecto, como en reconocimiento a la naturaleza humana la primera reacción es buscar culpables, sin percatarnos de manera inconsciente que a lo mejor el culpable principal está frente a nosotros s(‘i nos miramos en un espejo. El Jet Set era un lugar de esparcimiento que durante 30 años operó desde el mismo
lugar, si queremos politizar el tema y culpar al Gobierno nos daremos cuenta de que tendríamos que empezar a culpar desde el último año del gobierno de Balaguer hasta la fecha y luego de hacerlo, ¿cuál sería el beneficio para los familiares de quienes perdieron la vida ese fatídico 8 de abril? Si consideramos que con la recuperación monetaria en favor de los familiares de las víctimas se resuelve la
problemática evidenciada durante esa desgracia, pues continuemos como lo hemos hecho en los últimos doscientos años: «cómo que na’ e’ na’ » y todo es lo mismo.
● Pero todos sabemos que no es así, todos sabemos que el verdadero problema radica en un sistema político-sociocultural que promueve el enfoque en las reacciones, en el después y en las consecuencias mientras obviamos e ignoramos el estudio de las causas para corregir, para mejorar, para evitar desde la experiencia futuras tragedias. Ahora entiendo el verdadero significado de la frase de George Santayana cuando dijo que “aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”, el día 8 de abril todos los ominicanos de manera fortuita en el presente nos hicimos protagonistas de nuestra historia, y es ahora nuestro deber, estudiar las causas y corregirlas para evitar se repita en el futuro.
● Es verdaderamente irónico que en el gobierno de quien más se ha enfocado en cambios de leyes y procedimientos arcaicos que garanticen y protejan a nuestro pueblo, es en el gobierno donde más han sido evidenciadas lo que nos falta; hoy todos somos rápidos en empatizar y solidarizarnos con las víctimas y señalando culpables, porque es más fácil culpar a otros que compartir responsabilidades; hoy todos queremos ser Jet Set, pero nadie quiere ser Antonio.
● Cuando vemos un hoyo en una autopista recientemente construida con un estimado de vida útil de 10 años y nos concentramos en solicitar que se tape ese hoyo y no investigamos cuál compañía hizo la obra, ni le exigimos que en garantía a su trabajo corrija su labor para evitar que un vehículo a alta velocidad caiga en ese hoyo y cause una desgracia, en ese momento NOSOTROS somos Antonio…
● Cuando a un joven se le incauta un motor por no tener la licencia al día y vemos en las redes como critican a quien hace cumplir la ley y defendiendo al infractor, cuando nos solidarizamos con el joven que ahora tendrá que ver como regresa a su casa y evitamos preguntarnos: ¿pero por qué anda con licencia vencida?. En ese momento todos los que defendemos al joven somos Antonio….
● Cuando vemos por un lado a policías abusando de poder y por otro lado vemos a una población irrespetando a los policías, cuando obviamos que se necesita una reforma y un compromiso social de manera simultánea como solución, en ese momento todos somos Antonio….
● Cuando culpamos de todos los males de nuestro país a los políticos y no asumimos que tenemos un grado de responsabilidad social, todos somos Antonio…
● Cuando fomentamos que nuestros niños vean programas de ideología de género fomentando indoctrinación a temprana edad, todos somos Antonio…
● Cuando vemos un género musical que solo promueve contenido explícito sexual, violencia y fomentación de ventas y uso de estupefacientes, cuando defendemos bajo la excusa de que es una expresión social sin ningún tipo de regulación, todos somos Antonio…
● Cuando vemos lo incorrecto en la sociedad, pero lo justificamos como algo normal establecido y vemos a quienes solicitan un cambio de accionar de manera positiva como personas problemáticas, el momento que juzgamos al correcto y justificamos al infractor todos somos Antonio…. Fue a todos nosotros que se nos cayó el techo arriba este pasado 8 de abril, es lamentable que 421 personas hayan
tenido que sacrificarse físicamente, y todo un pueblo de manera psicológica, para entender que aquello que pensamos que no nos concernía hoy nos tocó la puerta de cerca, que nadie está exento de las tragedias de la vida, ricos, pobres, artistas, políticos, empresarios. No hablamos de un Puente de la 17, no hablamos solo de edificios; yo no defiendo a Antonio, no puedo, no quiero hacerlo. Antonio será juzgado por la ley que nos rige y por la sociedad en la que vivimos, pero los muertos nos juzgarán a nosotros si
permitimos que ellos hayan perdido la vida sin ningún sentido, aprovechemos este momento de dolor para dar los pasos necesarios y obligatorios, para que no hayan más Jet Set en nuestra República Dominicana, aprovechemos esa indignación para luchar por una forma mejor de hacer las cosas de manera más responsable, es nuestro deber, es nuestra obligación; de no hacerlo así, seremos culpables de hacer que los familiares de las víctimas de ese fatídico 8 de abril se les caiga el techo arriba día tras día, porque lo de
Antonio no fue maldad, fue simplemente irresponsabilidad y hoy nosotros debemos asumir la nuestra antes que el techo de nuestra sociedad nos caiga arriba de nuevo.
El autor es diputado de la Circunscripción II de Ultramar.