BARRILES SIN FONDO

Por: César Román Sassone

Cuando era pequeño pensaba que cuando alcanzábamos nuestras metas y llegábamos a satisfacer nuestras necesidades básicas nos sentíamos contentos y satisfechos, pero luego descubrí que tenemos una necesidad de logro constante que nos ayuda a superarnos y a seguir en la búsqueda de más logros. Esto puede ser bueno hasta cierto punto; siempre y cuando no caigamos en la avaricia.También aprendí que lo que ya hemos logrado produce un placer temporal y que luego pierde el brillo, como le sucede a los juguetes nuevos, los cuales son arrumbados más tarde.

Con el tiempo me percaté de que también existen personas que nunca están conformes con lo que poseen y envidian lo que otros tienen, y no tienen que ser posesiones materiales necesariamente, pueden envidiar sus habilidades y oportunidades, como es el caso de las personas con rasgos narcisistas que con su envidia patológica envidian todo lo que haga o tenga otro que los haga sobresalir más que ellos y les quite el foco de atención, en cuyo caso van a tratar de minimizar o boicotear la actividad o logro de la otra persona, a veces hasta con estrategias sublimes de indiferencia.

Algunas de estas personas que nunca están conformes nos van a hacer sentir que nada de lo que hacemos por ellas es suficiente, lo cual es una manera de controlar al otro y hacerlo su esclavo para que siga dando más.

 Es liberador pensar que nadie nos debe nada, entonces podremos mirar con mayor asombro y agradecimiento lo que nos dan y el tiempo que comparten con nosotros.

Si damos todo lo que podemos y no es suficiente para el otro, es hora de reevaluar la relación.